
COMENDADOR, Elías Piña. “Nada que decir. Lamentamos que la condena máxima en este país sea sólo de 30 años”. Fueron las únicas palabras expresadas por los ex rasos del Ejército Emilianito Valdez Ubrí y Nilson Díaz Medina, cuado los jueces del Tribunal Colegiado les preguntaron si tenían algo que decir sobre la sentencia que acababan de leerles ayer tarde.
Como la pena máxima que estable el Código Penal es de 30 años, en aparente estado de arrepentimiento los ex militares hallados culpables de descuartizar el 22 de septiembre de 2010 al agricultor Rafael Polanco Tolentino, de 56 años, y a sus hijas Luz María y Lucía Polanco, de 9 y 11 años, dejaron entrever que merecían muchos años más por el triple asesinato.
Los jueces determinaron que los condenados deberán cumplir la sentencia en la cárcel del 15 de Azua.
Los dos soldados mataron a Polanco Tolentino par robarle el dinero de un maíz que había vendido.
Luego se llevaron a Luz María y Lucía a La Meseta, distante a unos 5 kilómetros de donde vivían, y las descuartizaron.
Los jueces del Tribunal Colegiado, doctores Manuel de Jesús de la Rosa, presidente; Rosa Paula Olivero y Alfonsa Berigüete, aceptaron en todas sus partes el pedimento de la representante del Ministerio Público en la audiencia, licenciada Mercedes Díaz, para que los dos ex rasos fueran condenados a 30 años de prisión.
Conscientes del peligro por la ira de la gente, antes de llevar a Emilianito Valdez Ubri y Nilson Díaz Valdez, las autoridades del Palacio de Justicia prácticamente lo acordonaron de policías y militares. Aun así, familiares y amigos de las víctimas pedían a gritos que se los entregaran para lincharlos.
El juicio tuvo que ser reenviado en más de diez ocasiones debido a que el encargado de la cárcel del 15 de Azua donde están presos Valdez Ubrí y Díaz Medina, decía que “no disponía de vehículos y custodias para trasladarlos” hasta esta ciudad, lo que obligó al juez presidente del Tribunal Colegiado, Manuel de Jesús de la Rosa, a emitir una orden de conducencia de ese funcionario, para que explicara las razones de la ausencia en audiencia de los acusados de matar a Polanco Tolentino y a sus dos hijas Luz María y Lucia Polanco.
Luego de su apresamiento y de confesar el triple crimen, dijeron que lo hicieron “bajo los efectos del alcohol y poseídos por del Diablo”, pero una vez superada la enajenación, les funcionó la conciencia y ellos mismos, en el despacho del fiscal titular de aquí, dictaminaron sentencia al proclamar: “Queremos que nos condenen a la pena máxima”. La legislación dominicana no contempla pena mayor de 30 años.
Los dos ex rasos se enteraron que el agricultor Rafael Polanco Tolentino había vendido nueve sacos de maíz, entonces planificaron asesinarlo para robarle el dinero recibido por la mercancía. Llegaron a la casa y con un machete y un punzón lo mataron y luego lo descuartizaron pero para su sorpresa la víctima no tenía dinero.
Las dos niñas vivían con su padre porque su madre esta en la capital.
Díaz Medina narró que para que ellas no los delataran decidieron llevárselas y como a cinco kilómetros, ya un poco cansados, le reclamo a su compañero que las mataran porque ya les estaban creando problemas, a lo que Emilianito se negó en principio.
Fue ahí cuando Nilson le dijo, “¿Tú quieres que nos jodan, es miedo que tienes?, dame el maldito macheta”.
Primero les propinó varios punzonazos y luego las descuartizó con el machetes, según declaró Díaz Medina.
A los dos ex miembros del Ejército fue posible relacionarlos con el triple asesinato porque las madres de ambos fueron a la Policía a denunciar que sus hijos militares hacía más de 24 horas que no aparecían lo que coincidía con el tiempo en que fueron asesinados el padre y su dos hijas.
El robo
El caso, ocurrido en septiembre de 2010, comenzó con el asesinato del padre de las niñas, Rafael Polanco Tolentino, a quien descuartizaron para robarle el dinero de la venta de una cosecha de maíz.
Luego los dos militares raptaron a las menores y también a ellas las descuartizaron.
Escrito por: Manuel Espinosa Rosario (manuelespinosar@hotmail.com)
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Prisión preventiva a dos policías por obligar a joven a practicarle el sexo oral
SANTO DOMINGO, República Dominicana.-El Juzgado de Atención Permanente ordenó tres meses de prisión preventiva, en la cárcel de Najayo, a dos policías que presuntamente secuestraron a una joven de 18 años y la obligaron a hacerles el sexo oral mientras.
Por el rescate de la joven, el cabo Ejército Nacional John Gilbert Valenzuela Valera y el raso Eddyson Javier Sufrón pidieron 10 mil pesos, suma que les fue entregada por la madre de la muchacha.
Según la denuncia, los agentes del orden arrestaron, de manera irregular, a la joven de 18 años junto a otro menor de 17, cuando salían de un bar ubicado en la Zona Colonial.
Los policías dejaron en libertad al joven de 17 años para que buscara el dinero con el que dejarían en libertad a la chica, con la cual se quedaron hasta que se efectuó “el rescate”.
La investigación de la Fiscalía dice que “los dos agentes se trasladaron con la jóven de 18 años al lugar que le denominan la playita, detrás del monumento a Fray Antón de Montesinos”.
Allí los policías la agredieron sexualmente, obligándola a practicarle sexo oral, mientras pedían a sus familiares un rescate de diez mil pesos para liberarla.
Los policías están acusados de violar los artículos 330 sobre agresión sexual y el 333 del Código Penal Dominicano, que establece “Toda agresión sexual que no constituye una violación, se castiga con prisión de cinco años y multa de cincuenta mil pesos”.
Asimismo están acusados de violar la Ley 24-97 de Violencia contra Mujer e Intrafamiliar y la Ley 583, que castiga el secuestro en todas sus formas y variedades.
Versión de los policías acusados
Según contó una fuente a Acento.com.do, el raso Eddyson Javier Sufrón dice que no estaba ni vio nada de lo que narró la víctima.
Alegó que cuando ambos se quedaron con la joven de 18 años, él fue al destacamento a buscar un radio que lo había prdenado el cabo Valenzuela Valera, porque él sólo cumplía órdenes.
Sufrón dijo además que una vez llegó al lugar donde el cabo estaba con la joven, no especifica dónde fue, el cabo Valenzuela Valera le dijo que se quedara distante de ellos, por lo que no pudo ver que pasaba.
El raso Sufrón vio el momento en el que la madre de la joven de 18 años le entregó un dinero, luego de ir con ella a un cajero, lo que el raso identifica como “un regalo” que le dio la señora por “cuidar” a su hija.
Los querellantes no comparecieron a la audiencia, porque tanto la joven como la madre alegaron que estaban recibiendo terapias psicológicas después del ocurrir el hecho.
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